viernes, 12 de febrero de 2010

Sobre el día de los embobados


Desde hace algunos años me tiene bastante harto el 14 de febrero. Radio, televisión, Internet, afiches publicitarios, todos haciendo referencia al aspecto más dulce, almibaroso y relajante de lo que es supuestamente el amor, cuando justamente el amor, según mi entender no es solo dulzura ni mucho menos, es una variedad de sabores que añejado se torna agridulce como la vida misma.

No quisiera que creyesen que los míos, son conceptos a priori de un tipo amargado que no cree en el amor. Justamente todo lo contrario. Pero creo en el amor que no se queda en el envoltorio sino que va al verdadero regalo; que no se queda apreciando la cáscara sino que sabe saborear el néctar como verdadera esencia de la fruta.

En estos tiempos donde nada se relativiza más que los sentimientos humanos, publicitar el amor como algo que solo se valora si se genera en un marco de romanticismo barato, me parece lamentable.

Si el amor solo pasa por regalar una Rhodesia (con cuarenta grados a la sombra, en febrero y en La Rioja); Por regalar una flor, esplendida hoy y marchita mañana; Por el romanticismo y la caballerosidad (o femeneidad según el caso) solo como elementos de ligue, quiere decir que nos encajaron la versión base de un sentimiento tan puro y profundo, pudiendo adquirir una full por el mismo precio.

¿Para qué regalar una flor o un chocolate si podes regalar a tu ser amado, no el tiempo que te sobra sino el mas preciado de tu tiempo? Bancar el amor no es ensalzarlo en los momentos de gloria y bienestar, es ponerle el pecho en los tiempos difíciles y en las crisis; es despertarse todas las mañanas y decirse a uno mismo “la sigo eligiendo”.

Prefiero quedarme con el ejemplo de mis abuelos, en donde él cuidó de ella por cuarenta largos años de enfermedad, poniendo en ese afán, una devoción y una ternura realmente admirables. Ahora, diez años después de ella falleciera, con sus ochenta y cinco años, a él se le sigue iluminando la mirada cansada y pacífica, cuando habla de ella y de la maravillosa vida matrimonial que llevaron.

No soy un insensible. Pero prefiero con ternura y delicadeza, darle solidez al sentimiento que quedarme en un revoque vanal y publicitario.


2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo hijo, pero tu papá me regaló un ramo de rosas y yo estoy entregada...ja..ja..despues de 42 años los regalitos en muchas fechas "tontas" me encantas...mujer al fin...ja..ja..te amo...mamá

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  2. Eso también lo herede de mi padre, el ser atento. Pero una cosa lo quita la otra. besos

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